La homosexualidad : la coartada principal para la próxima Guerra Mundial, el criterio de diseño para los futuros bloques enemigos

Cartographie manichéenne de la tolérance

Cartografía maniquea de la tolerancia


 

Por increíble y excesivo que suene, parece que, bajo la influencia de los medios de comunicación y la globalización de las legislaciones políticas internacionales, la cartografía geopolítica mundial obedece y se organiza principalmente en la homosexualidad para la formación, el posicionamiento, la consolidación, el endurecimiento y la clasificación de los bloques que podrían afrontarse en un conflicto mundial. Todo lo que no es el matrimonio gay = antidemocrático. Es relevante por ejemplo a través de la hostilidad masiva de los países occidentales contra Vladimir Putin. ¿ Se creen que ésta se basa en Crimea, Ucrania, el miedo del imperio soviético, los restos de la Guerra Fría ? No. Esto se debe principalmente al rechazo claramente asumido por Rusia a los derechos LGBT y a Conchita Wurst. No hace falta rebuscar más lejos.. Lo mismo compruebo cuando veo la artificial pero concreta « unidad » que han experimentado esta semana los 50 estados de Estados Unidos alrededor de la legalización del « matrimonio gay » y la presión increíble que se impone a todos los países europeos para sintonizarse con del arco iris. Por último, al comprobar el chantaje social considerable que se hace pesar sobre la vida de una persona que se atreve a decir ‘no’ al « matrimonio gay », y el impacto radical y penal en la carrera de un político que no se somete a los dictados del pensamiento único gay friendly , soy consciente de que la homosexualidad, que originariamente sólo es un particularismo minoritario aparentemente secundario, se ha transformado en nuevo árbitro del mundo, en cinta rosa que separa a las pueblos. Por sí sola, ella corta/diseña en las mentes de los habitantes de la Tierra los supuestos « Imperio del Bien » e « Imperio del Mal ». La homosexualidad se ha ido convirtiendo en el Eje moral y beligerante mundial. Debemos reconocerlo, aceptarlo y actuar en consecuencia. Tenemos el deber de hablar de ella, y hablar bien. Para la salvación del mundo.